Wednesday, July 25, 2012
in gonzalez catan
On our way to Gonzalez Catan this morning, we went to the airport and picked up Brianna who was returning from her trip to the United States. The missionaries were delighted that she brought a little treat for each of them.
When I asked her what her favorite part of the day was, she told me that it was when the missionary shared the story about his grandparents.
I thought how often I have heard similar stories. Each and every one a precious and beautiful experience as missionaries have shared that brothers, sisters, aunts, uncles, mothers, fathers or friends have started attending church since they began serving a mission. Yesterday our missionary told us that he was finding the mission really difficult right now, but tears of joy ran down his cheeks as he told us that his grandparents were going to church now.
Just recently, in a fortunate set of circumstances, we found out that a friend of one of our elders would be arriving in Argentina, to serve in another mission, the same time that our missionaries were arriving. What joy they shared, if only for 15 minutes together.
The power of a missionary as a positive example is amazing. I know that the influence of our missionaries is felt far beyond the borders of our mission. I often think of our waiting missionaries as they share their good work among other missions of the church.
The work of God knows no boundaries.
Durante nuestro viaje a Gonzalez Catan esta mañana fuimos al aeropuerto a buscar a Brianna. Ella estaba volviendo de su viaje a los EEUU. Los misioneros estaban muy animados de recibir un dulce pequeño de ella.
Cuando le pregunte a ella, cual fue su parte favorita del día, ella me contesto que fue cuando un misionero nos contó una historia acerca de sus abuelos.
Pensé cuantas veces he escuchado historias similares. Cada una de ellas es una preciosa y linda experiencia como los misioneros han compartido como sus hermanos, hermanas, tías, tíos, madres, padres o amigos han empezado a asistirá la iglesia cuando ellos fueron a servir una misión.
Ayer nuestro misionero nos contó que el esta pasando un momento muy difícil ahora pero la grimas de gozo cayeron de sus ojos cuando el nos hablo acerca de sus abuelos que están asistiendo a la iglesia después de 7 anos sin asistir.
Recién, por medio de circunstancias muy afortunadas, supimos que un amigo de uno de nuestros misioneros va a llegar a Argentina para servir a otra misión pero en el mismo avión de nuestros propios misioneros. Que gozo compartieron aunque solamente por 15 minutos juntos.
El poder de un misionero como un ejemplo positivo es increíble. Se que la influencia de nuestros misioneros puede sentirse muy lejos de la frontera de nuestra misión. Siempre estoy en pensando de nuestros misioneros que están esperando sus visas mientras hacen su obra buena en otras misiones de la iglesia.
La obra del Senor no tiene fronteras.
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